Cada alimento se engloba dentro de una normativa concreta que definirá los microorganismos a analizar y los límites de tolerancia para cada uno de ellos.
Según el Real Decreto 742/2013 (piscinas tipo: 1, 2 y 3A), así como el Decreto 23/1999, es necesario analizar en cada piscina al menos una vez al mes una serie de parámetros fisicoquímicos y microbiológicos, que determinarán la calidad del agua de baño.